Día triste...

Hoy... es un día muy triste... tanto como lo fue hace 22 años... en que a éstas horas del día, no atinábamos con exactitud la magnitud del desastre... montones de cemento, de fierro, de polvo, de escombro... estaban tirados por doquier... y nos preguntábamos la suerte de nuestros seres queridos...

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Algunos corrieron con suerte... otros no... unos, quedaron marcados para toda la vida... otros quedamos igual... y otros, quedaron simplement sin vida... tardes-noches de incertidumbre... de angustia... de rezos... de oraciones... de plegarias... todas esperando encontrar a nuestros seres queridos con vida... encontrarlos salir de los escombros... o cuando menos, tirados en la cama de un hospital... pero el tiempo pasaba... y las esperanzas que de pronto crecían, de pronto se apagaban... y empezaban a pasar los minutos... las horas... los días... y nada...

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Las cosas ya no importaban... ni haber perdido la casa... los muebles... la ropa... lo único que uno deseaba, era una llamada que nos confirmara que la gente estaba viva, en principio... y que se recuperaría, en el mejor de los casos... que esta experiencia la estaríamos relatando hoy día, todos juntos... con un terrible mal sabor de boca... pero nada más... sin embargo, en muchos de los casos... y de las casas... no fue así...

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Nada más terrible que la angustia de la incertidumbre... que se te clava como una espada en todo el cuerpo... y no te deja respirar... ni oir... ni ver... ni nada... vives con la fe colgada del cable telefónico... esperando escuchar la maravillosa noticia de un reencuentro... deseando haber estado ahí... o que alguien no hubiera estado... y los que lo vivimos desde la distancia... aún era mayor la amargura... la frustración... la desesperación... era un despertar, para después quererte volver a dormir... era como sobrevivir anesteciados y aferrados a un deseo que cada día se hacía menos posible... y la pesadumbre y la depresión hacía presas fáciles a todos aquellos que con el Jesús en la boca... esperábamos un milagro... un milagro que en muchos casos, no ocurrió... o al menos, no tomó la figura de la condición humana... tan endeble... tan insignificante... tan microscópica en éstos casos...

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Sin embargo, la noticia llegó... y nos sacudió como un centellante relámpago que cegó todo nuestro entorno por unos instantes... y fue brutal... como un golpe interno nunca antes recibido... como una implosíon que simplemente destrozó nuestras entrañas... y cual onda expansiva comenzó a dejarse sentir de manera inmisericorde... implacable... fulminante... fatal...

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Los que tuvimos la terrible desdicha de perder un ser querido... quedamos con el corazón herido... y la esperanza hecha añicos... con tantas dudas... tantos dolores... tantas oraciones a medio acabar... que era imposible creer que estuviera sucediendo... pero la vida así es, esa no te da chance de reaccionar... las cosas llegan y punto... sin más ni más... como una gran ola que acaba por reventar en la playa... o alguna vez alguien ha detenido el mar, para recoger cuando menos una conchita???... para nada... así es este gran libro de nuestra existencia... hay cosas que llegan... y en unos instantes te destrozan el entorno... y acaban con la forma de vida conocida hasta ese momento...

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19 de septiembre... de 1985... o de 2007... qué más da???... cuál es la diferencia???... ninguna... tan destrozado me deja una fecha como la otra... con toda esa carga de no saber qué sucedió... que sucede... o qué sucederá... fecha mortal en la que ni siquiera puedo reaccionar... más que con monosílabos que vacilantemente salen de mis labios... esperando que termine la sacudida... y que todos podamos pasar lista de presente... para poder iniciar el recuento de los daños... que es tan inconsciente... que tal vez nunca lo sepamos...

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Rubén, tú sabes que ésto va dirigido a ti... a quien quise como un hermano... si, ese big brother que nunca tuve... y que siempre vi en ti... y que hoy día me hace más falta que nunca... porque estoy seguro que hoy día estarías a mi lado... y serías mi confidente... de todo esto que traigo en la mente... y en mi corazón... siendo lo más probable que me darías un consejo... un comentario... un regaño... o lo que fuera!!!... pues en todo el tiempo que Dios me permitió compartir contigo, estuviste cuando lo necesité... aunque fuera a 500 kilómetros de distancia...

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Hoy día... éstoy igual de destrozado que hace 22 años... con las mismas incertidumbres... con las mismas frustraciones... con los mismos derrumbes... y los mismo escombros... ésta vez no se cayó el edificio Nuevo León, de Tlaltelolco... esta vez, se derrumbó mi existencia... aquel, nunca fue reconstruido... mi vida, tendré que empezarla de nuevo...

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Hoy termina El resto de mi vida...

... muchas gracias...

... buenas noches...